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Carta abierta a la esperanza:


A quien pueda interesar:

Hace un año que mi marido y yo somos padres de dos hijos Kazajos Diana (8 años) y Nacho (3 y medio) mediante la adopción internacional.
Ahora tengo casi 48 años y cuando pensamos en adoptar, en el 2005, nuestra idea, tal vez formada o deformada por los casos cumplidos de adopciones que conocíamos era la de una niña china de 0 a 3 años (así era nuestro CI) yo tenía 42 años.
Entonces en China asignaban casi exclusivamente niñas y las adopciones se demoraban entre 9 y 11 meses…
A medida que íbamos avanzando los interminables requisitos españoles para la adopción siempre parecían estancados o paralizados por alguna fiesta, vacación o descuido en las distintas oficinas por las que pasaban nuestros documentos, porque en lo que dependía de nosotros no había causa ni razón en el mundo que nos demorara: ni trabajo, ni fiesta, ni indisposición o asunto propio, ni distancia, ni llamada o puerta a la que llamar. Pero los plazos se fueron alargando en el país de oriente y así para cuando conseguimos entregar nuestro expediente a la Ecai elegida en Enero del 2007 y nos dieron fecha de entrada en China el 19 de marzo del 2007 entonces, los plazos ya se habían más que triplicado.

Mes a mes nuestro sueño de ser padres se iba alejando en el tiempo, quien esté familiarizado con el procedimiento chino sabrá que se manejaban cifras de docenas de miles de padres en espera y que las autoridades de aquel país empezaron su lento proceso de desaliento, primero con una petición de requisitos en los que sólo admitían parejas excelentes casi ideales y ralentizando las asignaciones hasta la desesperación, por lo que empezamos a buscar otro país que nos pudiera brindar la oportunidad de convertirnos en padres, pedimos que nos abrieran otro expediente, -más burocracia, mas requisitos- y lo conseguimos en noviembre de ese mismo año, por varias y curiosas razones –hay quien las llama casualidades- nuestra petición era para un país que hasta entonces no sabíamos ni que existía: Kazakhstan.
Mi marido que aún tenía la facultad de la palabra, llamó y se entrevistó con varios tramitadores, ya que en ese país entonces el procedimiento era bien distinto al de China y tenía que ser por medio de intermediarios o mediadores.
Hecho el casting de tramitadores nos decantamos por quien más nos convenció (lo que entonces más tenía a su favor era ser natural del país).

Optamos por Gala de Petites Pricipes. Antes incluso de firmar con ella le mandamos todos los documentos y requisitos que solicitaba el país a falta de ser traducidos, en aquel momento también los plazos en kaz eran razonables…pero una vez más todo empezó a torcerse. Inexplicablemente.
Nuestra historia en busca de la paternidad es una imagen recurrente del mulo que persigue una zanahoria que siempre tiene delante y nunca puede alcanzar, por más que se esfuerce, corra o cocee… la zanahoria inaprensible siempre delante, las ganas de saciar el deseo de ser padres se conviertió en la preocupación, centro y motor de nuestras vidas.
China y Kazahstán seguían “estando muy lejos”, demasiado y el tiempo pasaba y veíamos a China como con cuenta gotas “avanzar” expediente tras expediente con su lógica inexplicable de 5 días asignados de expedientes registrados cada mes - la mejor de las veces- (con lo que nuestros plazos se iban demorando mes tras mes ) aún hoy en día, en que parece que muchos padres han desistido y otros más valientes y preparados han apostado por lo que se llama “pasaje verde” (vía más rápida mediante la que los padres optan por adoptar a niños con deficiencias o enfermedades en mayor o menor grado recuperables….) actualmente, como digo, nuestra espera en China se prolongaría hasta mediados o finales del 2014 con lo que serían 9 los años de espera.
En mi caso serían 51 años los que tendría cumplidos para empezar el camino de la maternidad y me permitirían adoptar un menor de al menos 9 años.
Qué cada cual opine lo que desee sobre esto, hay quien ha desistido por no encontrarse capaz de renunciar a su deseo de tener un bebé, o un bebé sano, o un niño pequeño, menor de tres o cuatro años.Yo no lo critico, he llegado a la conclusión de que -fuera de extravagancias- es muy importante tener muy claro lo que uno desea en la vida y muy claras las expectativas - me refiero a las normales- porque de no ser así las cosas se complican y sin ir mas lejos la adaptación puede ser difícil para todos.
Pero sigamos con el proceso…
Cuando por fin tras casi un año más de angustias y de perseguir a golpe de llamadas de teléfono, el expediente por los distintos pasos y ministerios, nuestro expediente sale de las garras de la burocracia española y pisa suelo Kazajo ¡por fin entró en la embajada…!¡cómo lo celebramos…!Y aquí se hizo el refrán de “otro vendrá que bueno te hará” ríete tu de la lentitud de nuestra burocracia porque incomprensiblemente nuestro expediente estuvo retenido en la embajada exactamente un año. Es algo que aún hoy nadie ha sabido explicar, ni tramitadores, ni adoptantes… ni el propio embajador de entonces que para mi era como un ente o un fantasma ….nadie.
Quien no haya vivido de cerca o en sus propias carnes se puede explicar el aguante infinito de quienes esperan un hijo mediante este camino.
La entrada triunfal de nuestro expediente en la embajada lo celebrábamos como el colofón a un arduo y perpetuo camino administrativo, los que compartimos experiencias por entonces nos felicitábamos por los foros y nos parecía la antesala del paraíso.
Para quien no esté informado, la embajada era apenas un trámite o paso más de los muchos que aún nos quedaban por completar y ese año forzoso de espera estuvo embargado nuestro expediente pero también nuestro futuro ya que apenas habíamos celebrado inocentes esa entrada a la embajada a Eduardo le diagnosticaron un cáncer de garganta que empezó por despojarle de su voz y que casi le cuesta la vida.
Paralelamente a su proceso de enfermedad y al proceso de adopción, nuestra familia estaba luchando contra esa pandemia de nuestro tiempo y es que nada más entregar el expediente de China a la Ecai a mi hermano pequeño le diagnosticaron un tumor de muy severo pronostico y contra el que aún hoy está luchando.
Eduardo tras tres operaciones que acabaron con su voz y su garganta pero no con su fuerza y empuje y que pese a los corrosivos tratamientos, logró reponerse tras ese año infinito de estoica lucha contra el cáncer que en mi casa se vivía por partida doble (y hasta triple pues a la suegra de mi hermano le diagnosticaron leucemia) ese año de hacer malabarismos con el trabajo, el tiempo y la manera de organizarnos mi cuñada y yo para atender a los tres enfermos cuando coincidían al ser hospitalizados incluso en ciudades distintas.
Ese tiempo imborrable en el que cuando miraba a Eduardo tan enfermo pero tan irreductible, a mi hermano tan convencido de ganar su batalla y a la madre de mi cuñada calvita y pizpireta bromeando de su aspecto y de su suerte.
Fue una etapa amarga en el que a veces el acariciar nuestro sueño era lo que nos recargaba las pilas para seguir adelante y otras el pensarlo imposible me producía un desgarro en el corazón.
No pasaba un día en que mirara de reojo la posibilidad de que nuestro proyecto de familia se derrumbara con el peor de los desenlaces.

En ese tiempo todo se volvió oscuro como si una nube negra de espesa niebla se hubiera apoderado de nuestro presente y nos impedía ver más allá del día siguiente. Hubo un momento en que parecía que por mal que iban las cosas, por malas que eran las noticias aún podían empeorar. A titulo de ejemplo con Eduardo hospitalizado en la planta de Oncología del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, enganchado a una maquina de perfusión con su tratamiento de quimio, tuve que dejarlo al cuidado de las enfermeras de dicha planta ( que todas son gente fuera de serie) para poder estar en Almería para la complicada operación que le iban a practicar a mi hermano. Tras los días de incómodo preparatorio y ponerle la anestesia para una intervención que se preveía larga, pudimos cambiar impresiones con su cirujano Juan Torres cuando iba a entrar en el quirófano, veinte minutos después llamaban a los familiares de Carlos Moya… a mi se me aflojaron las piernas y en un principio me hice un lío con la información que nos estaban dando sobre un colapso…que le sobrevino…. ¡Al cirujano! único medico en Almería capaz de llevar a cabo una operación de semejante envergadura pues es uno de los diez que hay en España capaz de usar la máquina y la técnica de lavado intraperitoneal con quimioterapia que parecía ser la manera de parar el avance de la enfermedad de mi hermano. ¡Al cirujano!
Unos días después el médico mejoró, tres semanas después operó a mi hermano, ( coincidiendo de nuevo los tres enfermos hospitalizados dos en diferentes ciudades) y gracias a esa intervención mi hermano siguió su cruzada contra el cáncer.

Sé que me estoy extendiendo pero sirva nuestra historia y todo lo vivido para que quienes en este momento de su camino se encuentre agobiado, desanimado o con la sensación de un callejón sin salida, se sienta comprendido y empatice con nuestra exposición y ojalá llegue a pensar que por mal que se presenten las cosas de alguna manera todo es susceptible también de mejorar.
Mi hermano mejor y fuera de peligro, su suegra ganando su contienda a la leucemia, quedaba Eduardo operado a vida o muerte de su mal que le devoraba la garganta sin freno empecinado en sesgar no ya su voz –como ha hecho- sino también su vida, la mía, la nuestra. ¿Suena dramático? Pues vivirlo lo fue.
Y tras nuevas sesiones de quimio y radio (hasta 35) -que aunque a veces lo postraron no consiguieron doblegarlo-, unos meses después, su médico, el doctor Fernández-Nogueras Jiménez, (del que nunca tendré palabras suficientes para mostrarle mi agradecimiento), con su accesibilidad y cercanía de siempre nos dio la noticia de la remisión total de enfermedad y de la asombrosa recuperación de la complicada operación a la que Eduardo fue sometido. Fue el momento de preguntarle si el consideraba factible que siguiéramos nuestros planes de adopción y nos animó a ello con convencimiento.
No tardé en pedirle a nuestra tramitadora –Gala- una entrevista sin explicarle los motivos, quería que ella con sus propios ojos viera y considerara las posibilidades de conseguir la adopción tras la evidente operación de Eduardo ( que ya nunca respiraría por la nariz sino por un agujerito en la base del cuello y de su pérdida de voz). Quedamos con Gala en Madrid, nuestro expediente seguía secuestrado en la embajada y ella se encontraba en la capital -según nos dijo -para persuadir al embajador de que “liberara” algunos de los expedientes retenidos.

Los nervios del viaje fueron monumentales. Eduardo y yo habíamos fantaseado con la posibilidad de solicitar hermanos, él es hijo único y no le gustó mucho serlo y ya que estábamos seguros de que tal y cómo iban las cosas, cómo se estaban poniendo los requisitos, nuestras propias limitaciones, si conseguíamos esta adopción no podríamos conseguir una segunda adopción, y China prácticamente estaba descartada…
Gala estuvo encantadora y nos aseguró que tal y cómo veía a Eduardo –la verdad es que hasta yo estaba maravillada- no creía que hubiera ningún impedimento para seguir adelante.
Gala nos habló de las dificultades que se estaban encontrando para llevar a cabo su trabajo y nos preguntó si teníamos preferencia por raza, sexo o edad… yo siempre le había dicho que menos verde me daba igual de que color fuera nuestro hijo o nuestra hija, y entonces le dije que si fuera verde clarito lo mismo tampoco nos importaba…
La seguridad de Gala en que no habría impedimentos, nos puso tan contentos que nos animamos a preguntarle si sería posible cambiar a estas alturas nuestra petición por la de dos hermanos… y sucedió el milagro…
Nos habló de dos hermanos de raza kazaja, niño y niña de algo más de dos y seis años…. Tardamos en decidirnos lo que se tarda en cruzar una mirada, no fue un impulso...no, tras tantos años en el anden esperando nuestro tren, los dos tuvimos la misma impresión al mismo tiempo: ese era nuestro tren e íbamos a subirnos a el.

Aceptamos la asignación, Gala hizo unas llamadas de comprobación por si los datos no eran correctos y nos despedimos con la promesa de su respuesta.
Al día siguiente pedíamos la revisión y cambio de Certificado de Idoneidad, del que estábamos pendientes pues habíamos recibido la carta para hacérnosla y curiosamente lo que hasta ese momento habían sido trabas y demoras empezó a marchar a velocidad vertiginosa y aunque nos facilitaron todos los tramites burocráticos en Almería si nos lo pusieron claro: la revisión del CI se estaba haciendo de manera muy rigurosa y nos arriesgábamos a perderlo porque estaban denegando muchas idoneidades debido a que anteriormente se habían dado con demasiada ligereza. Las entrevistas fueron en un tono cordial pero duras, teníamos miedo a la falta de voz de Eduardo como un hándicap, pero él aunque sin sonido, habla perfectamente y cualquier persona con predisposición a entenderlo no encuentra ninguna traba para la comunicación.
Otra vez nuestro médico nos envío informes y Gala nos confirmó la asignación, como datos nos dijo que el niño era “guapísimo” y la niña “muy simpática” y en Madrid nos dijo la edad y la raza.. ¡Por lo menos sabíamos que no eran verdes! Eduardo y yo bromeábamos con lo de la simpatía de la niña, él que estuvo mucho tiempo solo, decía que cuando salía con amigos y le “buscaban” acompañante si era feilla le decían que era muy simpática…jajajaja así que nos temíamos que la niña no sería guapa. Luego ha resultado que la niña es toda una princesa kazaja, cada día que pasa la veo más y más bonita, y el que es simpático a espuertas es el pequeñajo que es todo un bribón.

Tardamos aún cuatro meses en viajar a conocerles, ¡Cuatro meses de la vida de todos nosotros! Y tras conocerles y tratarles en su país unas horas a diario en el orfanato durante un mes, aún estuvimos sin ellos seis semanas más.
Mi hijo era muy pequeñito cuando nos lo asignaron y en un año ha crecido tanto sin darme cuenta que me duele cuando saco los bajos de sus pantalones,¡ como me duele no haberlo podido disfrutar de bebé!, cómo los años que me he perdido de mi hija mayor que ahora tiene 8 años, aunque emocionalmente su madurez y falta de experiencias naturales la hacen ser una niña muy pequeñita en un cuerpo que se está desarrollando de manera meteórica (es increíble la ausencia de experiencias triviales, cotidianas, aunque venga cargada con una mochila de vivencias difícilmente olvidables). Pero son nuestros hijos, por fín y al fin después de todo tengo mi familia.

Por eso quisiera pasar el testigo de la esperanza a quienes están padeciendo el de nuevo inexplicable paron en su proceso de adopción . Sobre todo a las familias que han visto literalmente cerrarse la puerta de Kazahstán delante de sus narices y no saben qué les espera, y no saben si algún día conseguiran realizar su sueño.

El proceso es largo y costoso en todos los sentidos personal y material si, mucho, de lo uno y de lo otro pero los niños ni esperan ni se compran, ellos están ajenos a lo que pasa y nos pasa, somos los padres los que les buscamos, los que peleamos por ellos sin saber ni siquiera si estamos buscando en el país correcto o en el momento propicio. Y no puedes cejar en tu empeño porque es el de adopción un proceso tan imprevisible como la misma vida, no sabes qué o quien te aguarda al otro lado del hilo rojo.

Se ha confirmado que 240 familias españolas quedaran con su proceso en suspenso justo a las puertas de conseguirlo, por lo que se ha habilitado una web para recabar firmas y que el gobierno español medie por ellas.
Nuestro blog ha tenido casi 9000 entradas, si alguno de los que nos lee quiere contribuir con su firma para que el gobierno español ayude a estas familias, como otros gobiernos (el francés, alemán o americano) están haciéndolo por las suyas en idéntico trance, por favor que lo haga entrando y firmando en esta pagina:
http://actuable.es/peticiones/240-familias-adoptantes-espanolas-indefensas-ante-kazajstan

O puede hacerlo directamente en el widget que hemos puesto a la izquierda de las entradas.
Gracias.

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